Cuando un pedazo de madera no se quema, tritúralo y éste encenderá. Lo mismo ocurre con el cuerpo y el alma. Cuando nuestros corazones son rotos y nos quitan nuestra corteza a golpes, es sólo para que nuestras almas puedan brillar. O para ponerlo de otra forma, las presiones de la vida son las que nos trasforman de carbón a diamantes. Sigue brillando!
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